Vampaia Naito
Vampiros y Humanos bajo el mismo techo... Vigilados por dos simples personas,
¿Podran cumplir el proposito de Cross?

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Mensaje por Yukiko Miér Sep 02, 2009 1:20 pm

Aqui dejo yo un relato mio, escrito para un concurso, base vampiros como tema, del que fue ganador ^^ y quiero compartirlo. Los personajes con originales mios. Espero os guste.

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Apoyado tras la columna más apartada del gran salón, observaba en silencio a la multitud de personas que habían asistido a la fiesta.

La música que tocaba la orquesta resonaba en toda la estancia, y tal vez cientos de parejas, giraban y giraban a su son en un remolino multicolor provocado por los vestidos de las damas.

No sabía muy bien porque había aceptado la invitación, ya que a él no le gustaban esta clase de celebraciones, prefería mil veces quedarse en las silenciosas salas de su castillo perdido en el bosque, o pasear por sus inmensos jardines a la luz de la luna, como solía hacer cada noche.

Sin embargo ahí estaba, ataviado con sus mejores galas, una excepcional levita de terciopelo burdeos, bordada en oro y plata en puños y solapas, su camisa blanca con puños de encaje que sobresalían de las mangas cayendo sobre sus manos, su cravant alrededor del cuello, anudado delante y creado con forma de paloma para ocultar el cuello de la camisa, sus pantalones blancos estilo breeches y sus botas altas de piel negra.

Todo ello destacaba en contraste con su piel pálida, sus inmensos ojos azules como un lago de invierno y su cabello castaño largo por los hombros, recogido en una coleta con una cinta también de terciopelo burdeos.

Sin pretenderlo hizo un gesto de aburrimiento, y se recargó más en la columna, la noche hacía poco que había comenzado. De forma distraída cogió de la bandeja de un sirviente que pasaba por su lado una copa de champán.

Su mano era tan delicada y fina que casi pasaría por la de una mujer y en ella sólo destaca un anillo de plata con un rubí engastado en su centro y rodeado por una finísima filigrana.

Indudablemente no la bebería, pero le gustaba sostenerla, quizá era una manía extraña, pero qué importaba eso ya…

De nuevo paseó su mirada por el salón, los músicos habían cesado por el momento, ya había acabado la pieza que interpretaban y ahora preparaban la siguiente entre las risas y charlas de los asistentes. Volvió a centrar su mirada en la copa que contenía el dorado líquido y se entretuvo mirando las burbujas, tanto que no se dio cuenta de que alguien se había acercado a él.

Del otro lado de la columna apareció una bella joven, envuelta en un vestido de seda verde claro, de cabellos azabache que caían en una cascada de tirabuzones, sólo dejaba ver sus ojos tras el abanico que portaba.

- ¿Por qué estáis aquí tan solo?

Levantó la mirada de la copa y la fijó en la joven.

- ¿Y por qué una dama como vos aborda así a un caballero que está solo?

La joven respondió con una caída de ojos demasiado estudiada.

- Perdonadme si os he molestado caballero.

Retiró el abanico de su rostro y le regaló una perfecta sonrisa que le confería el aspecto de un ángel.

- En absoluto, una dama tan hermosa como vos jamás podría molestarme.

Tomó una mano de la joven y la besó mientras la miraba intensamente. La dama no pudo evitar sonrojarse.

- Es un placer conocerla. Mi nombre es Damien Blair.

- El mío es Raven Nigthwind.

Le hizo una pequeña reverencia y volvió a sonreírle.

- Tendréis que perdonadme, quizá soy demasiado curiosa... pero no os recuerdo de ninguna otra fiesta...

- No os extrañe, no soy asiduo a estos eventos, prefiero la tranquilidad de mi castillo.

La joven quedó ligeramente sorprendida por la respuesta de su interlocutor, pero aún así lo estudió más en profundidad.

Él al sentirse observado sonrió enigmáticamente.

- ¿Me concederíais este baile?

- Será un placer lord Damien...

Dejó la copa que sostenía en la bandeja de otro sirviente y tomando la mano de la dama la llevó al centro del salón.

La orquesta, nuevamente había vuelto a tocar y pronto se unieron al resto de bailarines confundiéndose entre ellos.

La dama no cabía duda de que era una experta bailarina y se dejaba guiar con delicadeza por él. Sus miradas se mantenían fijas y sus cuerpos guardaban una distancia prudencial como la norma imponía, pero para él estaba más que claro que la joven Raven anhelaba algo más que aquel leve contacto, todo su ser se lo decía, desde sus lindos y vivaces ojos verdes hasta el movimiento suave y cadencioso de su cuerpo al bailar.

Durante tres piezas estuvieron bailando, dejando maravillados a multitud de parejas que envidiaban sus elegantes movimientos y su buena coordinación. Pero ellos apenas repararon en ese hecho.

Al término de la tercera pieza Damien se separó de ella y le hizo una reverencia.

- ¿Me concederíais el honor de acompañarme a dar un paseo?

Clavó su mirada azulada en ella de forma significativa. La joven abrió su abanico y tapó parte de su rostro antes de contestarle.

- Con gusto Lord Damien.

Sin soltarla de la mano avanzó entre los bailarines que nuevamente giraban en torno a ellos y llegaron a un extremo del salón. Ahora ya nadie reparaba en ellos, disimuladamente cruzó el gran arco que llevaba a la sala contigua y se escabulleron de ahí hacia los oscuros pasillos de la mansión.

El corazón de Raven palpitaba acelerado, si su padre se enteraba seguramente la encerraría en su habitación.

¿Cómo una dama como ella podía ir de la mano de un guapo desconocido corriendo hacia no sabía qué lugar?

Un ligero rubor tiñó sus mejillas níveas. Su acompañante detuvo la carrera, ya podían recobrar el aliento.

Estaban frente a una gran puerta de madera maciza, Damien la abrió y la invitó a pasar, cerrando tras de sí.

Sin dificultad alguna llegó hasta una pequeña lámpara de aceite que prendió para iluminar la sala. Se encontraban en una inmensa biblioteca. Se acercó a Raven lentamente y rodeó su cintura atrayéndola hacia él. La joven dejó escapar un suspiro entrecortado. Su mano libre acarició su delicada barbilla y la sostuvo mientras acercaba sus labios a los de la joven, que esperaban entreabiertos el tan ansiado momento. No la hizo esperar más, comenzó con un leve roce, sutil, sensual, que intensificó a medida que era recibido con aceptación. El aroma de la joven comenzaba a embriagar sus sentidos y a despertar la sed. Sin que ella se percatara, sus hábiles colmillos provocaron una herida en sus labios de la cual manó un ligero hilillo de sangre que él lamió con ansia. Su sabor le produjo una descarga eléctrica por todo el cuerpo.

Ávido de más, rompió el apasionado beso y contempló extasiado la línea de su cuello.

-Damien...

Silenció sus labios poniendo un dedo sobre ellos, nada de palabras inútiles ahora. Sólo el silencio, sólo el latido de su corazón como música de fondo. Deslizó ese dedo por la línea de sus facciones y dibujó el camino de su cuello, lentamente se fue inclinando sobre él y besó su suave piel. La joven respiraba agitadamente contra su pecho.

La mirada de Damien se volvió como la de un lobo que acecha su presa, brilló intensamente en la semipenumbra.

Sus colmillos sedientos rasgaron con cuidado la rosada carne de su víctima y se hundieron en ella, un ligero estremecimiento sacudió a Raven que de forma instintiva quiso apartarlo de ella, pero él se lo impidió sujetándola por las muñecas quizá con excesiva fuerza, por lo que la joven forcejeó tirando un jarrón al suelo que se hizo añicos.

El dulce néctar de la vida pasaba por su garganta, quemándole, abrasándole, llenando su ser muerto de fuerza, no había nada mejor que ese momento en sus aburridos años de existencia.

Pero alguien vino a truncar su unión con la joven dama. La puerta de la biblioteca se abrió de par en par y en el haz de luz que se filtró, pudo ver a un caballero armado con su espada.

- ¡Alto! ¡Quién está ahí! ¡Deteneos!

Demasiado tarde, con sus labios aún manchados de sangre salió huyendo de la estancia por el ventanal que comunicaba con los jardines de fuera. El ruido de los cristales alertó a más caballeros que se movieron raudos por la mansión.

Pero a él sólo le interesaba que aquel joven entrometido le siguiera, ya que seguramente habría llegado a verle y no podía dejar testigos que conocieran su verdadera naturaleza.

- ¡No huyáis!

El joven salió en su persecución sin darse cuenta de que estaba cayendo en su juego. Damien sonrió para sí mismo mientras corría por los amplios jardines dejando que su perseguidor lo viera. Cuando se hubo alejado lo suficiente de la mansión desapareció de la vista del joven, que se detuvo en el último punto donde le había visto.

- ¡¿Dónde demonios se fue…?!

El joven se mantuvo en guardia con la espada presta para la lucha mirando a su alrededor.

-¿Buscas a alguien?

La voz surgió de la nada a sus espaldas y el intrépido caballero se giró hábilmente apuntando con su espada al corazón de Damien.

Una risa prepotente envolvió el lugar. Damien miró a su oponente divertido.

- ¿De verdad crees que así lograrás detenerme?- se encogió de hombros y separó las mano-. Iluso.

Avanzó decidido hacia él haciendo que retrocediera hasta que chocó con el tronco de un árbol.

- ¿No ibas a usar tu espada? ¿A qué estás esperando?- sus ojos lo miraban retadores.

- Si me obligáis lo haré sin duda.

Pero el temor lo paralizaba, podía leerse en sus ojos.

- Deja que yo te ayude.

Con su mano tomó la punta de la espada y la puso sobre su pecho, acto seguido dio un paso al frente clavándosela, la sangre comenzó a brotar de la herida pero Damien no se detuvo, siguió avanzando, haciendo que la espada le traspasara por completo.

- Oh vaya... mira lo que me has hecho hacer. Era una de mis mejores camisas- le sonrió.

El joven ya poseído por el miedo soltó la empuñadura de la espada.

- No… no puede ser…

Damien tomó la empuñadura de la espada y se la extrajo provocando un reguero de sangre que salpicó al joven en la cara.

Se acercó despacio a él con la espada en la mano y paseó el frio acero por su rostro, descendiendo después hacia su pecho.

- ¿Crees que podrías imitarme? ¿Qué pasaría contigo si te hago lo mismo?

Con el filo de la hoja arrancó los botones de la camisa y la abrió dejando a la vista el pecho del joven.

- Eres muy tentador... ¿lo sabías?- se lamió el labio superior de forma provocadora.

- Por favor... - la voz del joven apenas era un susurro.

Arrojó la espada lejos y de debajo de su fajín sacó un finísimo puñal con empuñadura de plata, que deslizó por el pecho del joven, provocando un corte superficial del que manó un hilillo de sangre que lamió con avidez.

-Sí... eres delicioso... además de hermoso...

Lo acorraló contra el árbol aunque no hacía falta, pues el joven ya no podía moverse. Era presa de un terror sin igual.

- Saciaré mi sed contigo...

Tomó su rostro con una mano y lo ladeó, podía sentir palpitar la sangre y anhelaba saborearla en ese momento.

Escondió su rostro en el cuello del joven y hundió sus colmillos en él. Como amaba ese momento en el que sus víctimas se unían con él de esa forma tan íntima, cuando podía saborear su esencia y vislumbrar toda su vida en breves imágenes.

Pronto el cuerpo del joven fue debilitándose quedando a merced de sus brazos como un muñeco de trapo. Su vida se escapó refugiándose en el alma de Damien.

Con mucha delicadeza dejó el cuerpo sin vida del joven apoyado en el árbol y cerró sus ojos.

- No puedo decir que lo sienta.

Escondiéndose de la vista de todo el mundo regresó a la mansión y buscó a la joven. La habían llevado a una habitación que estaba vigilada por dos caballeros. Nada que supusiera un problema.

Abrió la puerta y vio a la joven tumbada en la cama.

- ¿Damien?- apenas tenía fuerzas para hablar.

- Sí querida, aquí estoy.

La joven Raven alzó su mano tendiéndola hacia él y sus ojos lo buscaron ansiosa.

- Ya nadie nos molestará.

La mirada de Damien brilló en la oscuridad...

Fin
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Mensaje por Invitado Miér Sep 02, 2009 7:00 pm

Us: Oh...que hermozura!!!! me encanto *O*, muy buena la narracion ;D. Tenia bien merecido ser el ganador ^^.
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Mensaje por Invitado Dom Ene 03, 2010 12:53 am

Un montón de adejtivos podrían describir la emoción que me ha dejado leer esto, pero por no caer en redundancias y convetir esto en un mega post, sólo puedo decir esto:

Me ha encantado, define de una forma tan delicada las cosas que lo hace parecer un pincel sobre un lienzo. Y realmente ha captado de sobremanera mi atención –me explico; no suelo prestar mucha observación a lo que leo–, y en fin, no quisiera como ya dije alargarme ^^.
Muy, pero muy interesante.
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